No saber si una película te ha gustado o no, es de lo que peor te puede pasar en el cine. Y precisamente, es lo que me ha pasado con High Rise de Ben Wheatley.
No soy un apasionado del cine surrealista, pero tampoco me desagrada, y esta película se enmarca dentro de este género. Y no solo eso, sino que además, la enorme cantidad de matices, propuestas, denuncias, comportamientos... que transcurren en pantalla, son tantos, que se convierten en una película difícil, pero que te deja cierto poso que hace que al pasar de los días, aún estés pensando en ella. Por todo esto, aún no se de que lado de la balanza va a caer definitivamente, aunque se esta empezando a decantar por el lado bueno.
Es difícil localizar la película tanto temporalmente como físicamente. No sabemos si estamos ante una distopía, un futuro cercano, un presente,... ni sabemos donde se encuentra el rascacielos que protagoniza la película. Allí Laing, es un nuevo vecino del edificio. Es un Doctor, aunque creo (quizá se me ha escapado) no sabemos de que disciplina, pues a veces parece forense, y otras profesor, y otras un psiquiatra o psicólogo. Laing que se aloja en uno de los pisos de enmedio del rascacielos, en un principio se encuentra desubicado. El edificio, es totalmente autónomo. Tiene de todo, desde supermercado, hasta agua y electricidad propia. En la parte de la abajo, viven la gente con menos recursos, y en las plantas superiores, los más ricos, dejando a los de enmedio, en un tierra de nadie. Laing establece contactos tanto con unos, como otros, y en ambos lados parece sentirse incómodo, y cómodo a la vez. Y con el paso del tiempo, cada vez más integrado en esta rara, fea y sucia sociedad que se ha establecido en el edificio, y que es obra del arquitecto que vive en el ático. un arquitecto que busca la sociedad perfecta y que viva en su resort privado de rascacielos, y que el primero es del que estamos hablando.
Pronto las diferencias sociales se hacen patentes, y Laing cae fascinado por ellas, pues hasta deja de asistir a su trabajo. Las diferencias, llevan hasta una peculiar lucha de clases, donde la diferencia la marca el grupo que puede hacer la fiesta más desenfrenada, llena de todo lo peor del ser humano, violencia, drogas, esclavitud, sexo, violaciones,...
Como veis, me he extendido más de lo habitual en contaros de que trata la película, pero es difícil sintetizar de otra manera.
A parte de lo fascinante de su argumento, la película tiene otra baza en su casting actoral. Su protagonista es Tom Hiddelston, haciendo un brillante papel, pero no se quedan atrás los supuestos secundarios (pues van cogiendo peso a lo largo de la trama y hasta se podría decir que es coral), Sienna Miller, Jeremy Irons, Luke Evans, Elisabeth Moss y James Purefoy. Todos en plena forma, y a cual más desquiciado.
Como ya he dicho, su argumento es fascinante, el mayor problema de la cinta, es parte de su metraje. Sobran minutos, pues cuando se desata la fiesta, esta parece interminable, y es una sucesión de imágenes violentas, que alguna resulta bastante desagradable de ver.
En definitiva, no puedo recomendarla, pero tampoco decir que no la veais. A mi me ha fascinado, y eso que aún no me decanto por si me ha gustado o no. Lo que sí que tengo claro, es que si no te gusta el surrealismo, huyas de la peli.
1 comentario:
Alguien comentó que casi es un Snowpiercer en un edificio, más psicodélico, y no andaba muy desacertado, yo también tengo la sensación extraña de no saber si me gustó o no.
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