Thriller político, que se sabe uno de pe a pa, y que no provoca ninguna sorpresa. Por lo menos se deja ver.
Juntando a Russell Crowe, Catherine Zeta Jones, y Mark Wahlberg, nada hacía presagiar, que la dirección de Allen Hughes, cayera en un piloto automático tan abrumador, que da sopor, y todo suena a ya visto.
Wahlberg, es Billy, un policía que asesina a un violador que ha salido impune de un juicio. Es absuelto, sobre todo gracias a las maquinaciones del alcalde (Crowe). Tiene que abandonar su puesto en la policía, y siete años después, Billy es investigador privado, y es llamado por el alcalde, para que espíe a su mujer, pues parece que le es infiel. Por supuesto, todo es al revés de como parecía al principio, y las piezas van encajando poco a poco.
Si lees la sinopsis, todo suena a ya visto, pero si por lo menos los actores, le hubieran dado más garra, y el director, hubiera enfocado la atención en algún otro lado, la película podría haber sido muy entretenida, en lugar de ser pasable, y caer rápidamente en el olvido. Todo se centra en el protagonista, y las piezas que supuestamente deberían estar escondidas, enseguida se muestran, y lo que es peor, te las veías venir desde el inició de la película. Eso junto alguna que otra incoherencia de guión, (como la desaparición total de la novia de Billy a partir de cierto momento de la película), hacen que la película pase por algún bache en el que se vuelve algo aburrida. Yo a un thriller político, le pido mucho más, quizá porque me gusten, o quizá es el nivel de esta película es muy bajo.
Los actores, no pasan de estar correctos, y al igual que el director, parecen en piloto automático, y deseando que su trabaje acabe pronto. Además de los ya mencionados, tenemos a Kyle Chandler.
Como digo, no puedo recomendarla, pero tampoco el no verla, pues puede pasar como puro entretenimiento si no tienes nada mejor que ver.
1 comentario:
Pasé por encima de ella, un thriller político tiene que ser tenso y vibrante, si no no merece la pena.
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