No es la mejor película de Spielberg, pero sin duda, es una gran película.
Llena de todo el cine que este director tan bien sabe hacer, nos llevara desde la amistad que surge entre un niño y un caballo, hasta las aventuras que este último corre en la I Guerra Mundial, en el frente francés. Y corre estas aventuras, porque es arrancado de los brazos de Albert (el niño), para ser convertido en un caballo de batalla, y van pasando de bando en bando, hasta que el destino (o las bombas), lo vuelvan a unir con su verdadero dueño.
Como podéis leer, la película tiene dos partes bien diferenciadas. Una primera, que es donde la amistad surge, y parece que casi no pasa nada (y digo casi, porque es evidente, que la maduración de los dos protagonistas, así como de la historia, se desarrolla), y una segunda, que sin despreciar la primera, es para mi la más interesante, llena de pequeñas historias, todas hilvanadas por Joey el caballo, que se proclama como el autentico protagonista de la historia. Historias que van desde el bando inglés, al alemán a los sufridores franceses. Todas las historias, son interesantes, y la más emotiva la del abuelo francés y su nieta, que se remata en el final de la película, y que no os puedo decir mucho, pero a mi me hizo saltar alguna lagrimilla (normal, Spielberg tiene esa facultad sobre mi, me emociona).
Entre los actores, tenemos a Emily Watson, y Peter Mullan, los dos muy correctos, y con breves pero decisivos papeles. Y a Benedict Cumberbatch, el televisivo Sherlock, al cual se le echan en falta algunos minutos más en pantalla, pues borda su breve papel. Y como pseudo protagonista a Jeremy Irvine, como Albert el niño y que también es correcto. Digo pseudo, pues en realidad, el protagonista absoluto el Joey el caballo, y todo lo que sucede a su alrededor. Solo Spielberg, podía conseguir que un caballo transmitiera tanto, como poder ver su sufrimiento y su amor al ver caído por el agotamiento a su compañero equino de fatigas en el bando alemán.
Y por supuesto, las localizaciones, la fotografía, la puesta en escena (esa bendita aspa de molino, que nos hace más liviano cierto pasaje de la película), la recreación del campo de batalla, una palabra: perfecto.
En definitiva, una película redonda, que aunque no sea la mejor de Spielberg, bien vale su visionado.
2 comentarios:
Emotiva y visualmente bastante buena, aunque no es de lo mejor de Steven Spielberg, merece la pena.
A mí me ha recordado mucho el clásico "Seis destinos", donde en vez de un caballo el hilo conductor de la historia es un smoking!) También me gustan los posibles simbolismos del caballo en una historia transversal que afecta a hombres y mujeres de tantos países, lenguas y perspectivas personales sobre la guerra y la violencia. Qué o quién es en realidad Joey?
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