Ya sabéis lo que me gusta el genero de terror y en especial el de zombies, así que en cuanto llega a mis manos una película de estas, me veo obligada a verla aunque para ello me quite horas de sueño, soy un impaciente. La saga española REC, me encanta como podéis leer si buscáis por este blog. Para mi las mejores serían sin duda la primera y la tercera. La segunda la considero una mera copia de la primera, y esta cuarta que tengo recién vista, ha pasado a ser la última, no solo por número, sino por lo que me atrae.
La narración, nos sitúa justo después de la segunda y la tercera (recordemos transcurren en el mismo tiempo que en diferentes lugares), donde a los supervivientes, se le ha llevado asilados a un barco en alta mar, donde serán sometidos a cuarentena y también serán estudiados. No son los únicos viajeros, el barco tiene instalado un laboratorio militar que lleva un huésped incomodo pero necesario, y por supuesto, este huésped escapara y hará cundir el pánico.
El mérito de la saga, además de que con pocos medios se hace mucho, es convertir una situación cotidiana en terror lleno de zombies o infectados (como prefiráis).
La primera transcurre por completo en un edificio de Barcelona, la segunda lo mismo, la tercera en una típica boda española, y esta cuarta a bordo de un barco. Como veis, todos escenarios de lo más cotidiano, con personas de lo más común. Pero en esta ocasión, además de abandonar el recurso de camara en mano o found foutage, opta por la filmación tradicional, y se lleva el escenario a un sitio más exótico como es un barco en alta mar, lleno de tecnología, y militares. No pasaría nada, si se dieran más explicaciones a lo que esta ocurriendo en el resto del mundo, el porque de esta epidemia o lo que sea, ... pero no es así, y además en cierta manera se abandona el terror a favor de la acción, que no esta mal, pero yo de una continuación de la saga REC, y más aún si es la que cierra (supuestamente) toda continuación, debería de haber contenido más elementos de terror. Aún así, la película resulta entretenida y sobre todo pasa volando, pues dura unos escasos 90 minutos.
En el apartado actoral, tenemos de nuevo a Manuela Velasco, que se empieza a erigir como una Sigourney Weaver latina (salvando las distancias) a la que yo recuerdo estaba mucho mejor en la primera y la segunda entrega. En esta cuarta, es un poco histriónica, pero no deja de resultar valida (con suficiente) su interpretación. También tenemos a Héctor Colomé, Mariano Venancio, Críspulo Cabezas y Paco Manzanedo.
En cuanto al apartado de maquillaje y efectos especiales, merece un Goya, pues el trabajo es de sobresaliente.
En definitiva, una película que se puede recomendar, pero que no esta al nivel de sus predecesoras. Una lástima por ser la última de la saga.
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