Tercer largo del director Bennett Miller, y de nuevo nos trae su visión de una historia verdadera.
En esta ocasión, el drama se convierte en una atmósfera deprimente, llena de soledad y reflejo de que a pesar de haber conseguido tu sueño, puede que no sea oro todo lo que reluce.
Mark Schultz, medallista de oro olímpico en la categoría de lucha, siempre ha estado a la sombra de su hermano habiendo conseguido los mismo premios. Un solitario millonario, John Du Pont apasionado del minoritario deporte quiere hacer su propio equipo para las próximas olimpiadas. Mark es reclamado por este, y ve la oportunidad de brillar por si solo, fuera del alcance de su hermano Dave.
Ya desde el inicio de la película podemos comprobar que en la película o vamos a encontrar ningún momento para ser positivo. Podemos ver a Mark Schultz, perfectamente interpretado por un sorprendente Channing Tatum, que malvive sobreviviendo con pequeños trabajos y charlas en colegios, olvidado, y sin embargo obstinado en seguir entrenando para las siguientes olimpiadas. Todo es soledad, tristeza, no hay momento para el optimismo, y Mark se da cuenta de todo esto.
En las siguientes escenas, podemos seguir comprobando esa decadencia. Primero por la relación con su hermano, y segundo la extraña relación que surge de la alianza entre Mark, y el señor Du Pont, un millonario amargado desde su nacimiento.
Todo en la película es correcto, y aunque no sea una peli de Oscar, desde luego las principales interpretaciones, bien merecen las estatuillas. Miller ha recibido la nominación a mejor director por este trabajo, y aunque es para aplaudir la gran labor realizada, bajo mi punto de vista, no deja de ser un melodrama llevado hasta el extremo de la depresión total. Parece buscado que el espectador salga triste de la sala, y desde luego, no es de esas películas que invitan a celebrar nada tras verla.
Sí que merecen mención aparte el trío protagonista. Mark Ruffalo esta sobervio como el hermano de Mark, y Tatum, ya lo he comentado, perfecto y toda una sopresa. Steve Carrell como el señor Du Pont, es el que más me ha sorprendido, y no solo por estar perfectamente caracterizado, sino porque no tiene nada que ver con todo lo anterior que ha hecho, y ha demostrado que no solo tiene una estupenda vis cómica, sino que también grandes dotes para el drama, aunque este sea de lo más profundo.
En definitiva, una película que se puede recomendar, sobre todo por las grandes interpretaciones, pero que no te dejar muy buen rollo cuando la hayas visto. Y por cierto, el final, completamente inesperado.
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