Otra comedia ligera del director Shawn Levy, aunque en esta ocasión, contenga más momentos de drama amable que de comedia.
La muerte del patriarca de una familia judía, consigue que toda la familia (cuatro hijos y la madre), se junten para llevar a cabo la última voluntad del difunto, que no es otra que cumplir con una tradición judía, donde los miembros de la familia tienen que permanecer juntos durante siete días para honrar la memoria de su padre. Por supuesto, la convivencia se hace difícil, y trae más de una sorpresa.
El tono general, es más bien de drama, un drama amable, donde Levy, no fuerza la máquina buscando las lagrimas del espectador, sino más bien la comprensión de lo que esta sucediendo en esta familia, y en todo caso, conmover ligeramente en alguna escena. La comedia queda en la pequeña sonrisa por algún que otro momento, que suele coincidir con algún pequeño giro en la trama.
La película suena a ya muy vista, a no ser por la novedad de introducir la tradición judía como vehículo de la narración, aunque no deja de ser entretenida.
Lo que sí ha sabido elegir Levy, es el cast actoral. Casi todos figuras de renombre, como un estupendo Jason Bateman, muy capaz de pasar de un registro de drama a otro de comedia. Una no menos estupenda Jane Fonda, como una madre de lo más original. Rose Byrne, genial como casi siempre. Tina Fey, muy desaprovechada, pues estas esperando continuamente saque su lado más irónico y comico, y salvo por alguna replica graciosilla, el guión no le permite lucirse. También tenemos a Adam Driver, Timothy Olyphant, y Corey Stoll.
En definitiva, una película que pasar sin pena ni gloria por las salas de cine, pero que puede tener su oportunidad para un pase televisivo, o para un alquiler de DVD en una tarde lluviosa (como diría el amigo Enrique Abenia), donde no somos demasiado exigentes. Se puede recomendar sin mucha exigencia en el visionado.
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