De nuevo la dirección recae en manos de Rodriguez, y si bien la primera tenía su gracia por la novedad, por ver que podía salir de aquel trailer tan bizarro, sin duda, esta segunda parte es completamente innecesaria. Repite los mismos esquemas pero con caras nuevas. De nuevo tenemos un montón de cameos y estrellas por doquier, que no hacen otra cosa que pasárselo pipa rodando semejante majaderia. Una lástima todo ese buen rollo no llegue a trascender tanto al espectador.
Machete vuelve por sus derroteros, pero esta vez contratado por el mismísimo presidente de los EEUU, encarnado por Charlie Sheen, que en esta ocasión recupera su nombre real y español, Carlos Estevez. El malo de la función, es un sobreactuado (como requiere la ocasión) Mel Gibson, que por cierto, fue uno de los culpables de que me quedara hasta el final de la película para ver que podía ser capaz de hacer. Y tengo que decir que mereció la pena.
Otro de los méritos de la película, es que gana tras haberla visto, pues lo que si que queda son los comentarios con los amigos, y con las frases lapidarias de Machete como la ya famosa "Machete no tuitea". No la puedo recomendar, pero tampoco lo contrario, pues por lo menos me ha dado algún que otro tema de conversación en ciertas charlas. Allá vosotros si la veis.
1 comentario:
Es mala, para que negarlo. Pero las situaciones son de aplauso.
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