Dirigida por el interesante Denis Villeneuve, la película, o bien la odias, o la amas, lo que tengo muy claro, es que a todo el que la vea, no lo va a dejar indiferente.
Adam, es un profesor de historia en la Universidad. Lleva una vida tranquila, monótona, y demasiado gris. Un día, por salirse un poco de su rutinaria vida, acepta una recomendación de película, y al verla en su casa, se da cuenta de que uno de los actores secundarios es idéntico a él. Investiga en las redes, y ve más películas, hasta que por fin, da con el contacto del actor. Es idéntico hasta en el hablar, pero no todo es bueno en el encuentro. Su doble, es todo lo opuesto a él, y su encuentro, va a tener unas consecuencias, que no se esperaba.
Basada libremente en un relato de José Saramago (El hombre duplicado), la película plantea un montón de preguntas, que ni el relato de las escenas, ni el guión (Javier Gullón), ni su director, están dispuestos a resolver. Y es que es así, ves toda la película queriendo saber más, metiéndote de lleno en esa atmósfera opresiva que su director tan bien sabe crear, y nada, lo que te asaltan, son más y más preguntas. Hasta que llega el final, donde entonces, ya te quedas con cara de no saber que ha pasado, y si estas viendo la película acompañado, con un silencio incomodo, donde no sabes que decir, ni que comentar, por miedo a demostrar, que en realidad no te has enterado de nada. Pasados esos breves momentos, supongo que lo que tocaría decir, es que mie... es esto (en el caso de que no te haya gustado), pero si te pasa como a mi, lo que estas deseando es hablar, charlar, conversar sobre la película, y teorizar sobre sus múltiples interpretaciones.
Jake Gylenhaal, es el actor que da vida al profesor de historia y al actor. Su trabajo es perfecto, y sabe moverse como nadie en los dos opuestos personajes, además de dar juego a esa dualidad de no saber quién es realmente. Lo acompañan Sarah Gadon y Mélanie Laurent, perfectas también en su papel, y también tenemos en un pequeño papel, casi a modo cameo a Isabella Rosellini.
Sin duda, uno de los aciertos de la película además de el reparto, es la fotografía, y la puesta en escena. Como ya he dicho Villeneuve, es un artista recreando atmósferas opresivas, y sin duda, esta vez esta potenciado por esa fotografía llena de matices amarillo, naranjas y grises, que es lo que más creo quiere reflejar.
En definitiva, una película que deja poso, y que se recuerda y se queda en tu mente, no puedes de parar de pensar en teorías sobre lo que has visto. Aunque entiendo, que es una de esas películas raras, que no gusta a todo el mundo (aunque desde luego no deja indiferente), y que puedes llegar a odiar. No es mi caso, me he dejado llevar, y he dejado que Villeneuve y sus actores, jueguen conmigo, y me dejen con un mar de preguntas. La recomiendo, muy valida para una charla coloquio, alrededor de un buen café.
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